Sin dudas las impresionantes formaciones rocosas de un intenso color negro que, durante millones de días con sus noches el río logró desnudar, dan un marco impactante.
Es difícil no verlas como seres con intención, mirándonos desde su propia percepción del tiempo, nuestra fragilidad expuesta ante su inquebrantable voluntad de permanecer.
Las toco, las acaricio, las saludo, yo fugaz... ellas eternas